lunes, 30 de marzo de 2015

Drownin'

Vuelve. Esa sensación de que siempre hay algo por lo que preocuparse. 'Tú no sabes vivir sin problemas. Cuando no tienes, los fuerzas'. Y ahí es cuando entras en el bucle infinito de autodestrucción. Cómo no van a dolerte las piedras que tire el resto si eres tú quien tiene la granada entre las manos. Y todo, ¿por qué? Porque no hay soluciones universales, ni decisiones que sean conciliadoras por completo. Y porque el miedo a fallar pasa de formar parte de una hipótesis a posicionarse como una opción real.  Porque el peso del fracaso puede arrasar con todo. Por todos los que aplaudirán tu valiente decisión. Por los que te reprocharán que no continúes la batalla de rodillas, como hacen muchos. Todos se posicionan menos tú, que permaneces inmóvil esperando que las mejores opciones caigan sobre ti en algún momento. ¿Cuántas veces tenemos derecho a equivocarnos? Cuál es ese puto límite. No necesitas lecciones de vida. Sólo necesitas que alguien tenga ese abrazo preparado por si decides dar media vuelta y correr de nuevo a casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario