jueves, 20 de febrero de 2014

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A veces pongo mis expectativas en la gente, esperando que me sorprendan, que me emocionen. Pero siempre decepcionan. Tan mediocres. Bueno, no todos. Pero es que...somos demasiado jóvenes para esperar a la gente equivocada. Lo más sincero que puede haber es la confianza de contarle a alguien lo que realmente pienses o sientas y saber que no te va a juzgar, no le vas a decepcionar. Que no tengas que pedirle un abrazo porque según te ve sabe que por tu cabeza no pasa nada bueno. Que se alegre de tus pequeños o grandes avances, que para el resto puede que sean tonterías.O simplemente que te argumente con mil razones cuando te hundes el por qué debes darte cuenta de una vez de la persona tan increíble que eres. No os engañéis, esa es la gente que vale.

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