miércoles, 17 de abril de 2013

Y ahora qué

En estas fechas siempre toca una crisis existencial. Es horrible la sensación de estar empleando tu tiempo y esfuerzo en algo que no sabes si realmente dará sus frutos. Hablo de la carrera pero intervienen muchos más factores. Yo empecé con una vocación envidiable, a pesar de mis duras peleas con el diédrico (ya desde bachillerato). Pero poco a poco te consume, se come lo mejor de ti, se queda con tus ganas, las que vas perdiendo cuando tu esfuerzo no se ve recompensado académicamente. No, si no haces la pelota a tus profesores ni vas a llorar a los despachos. Y buscas motivaciones a largo plazo, en la vida decente que te puede esperar cuando termines, pero ni eso. Lo que hace 10 años era la llave para posicionarnos sin preocupaciones en el mercado laboral hoy sólo es un título que enmarcar en la pared de tu cuarto. Joder. 'Sed felices, es lo único que importa' nos dijo un gran hombre. En mi caso, lo ideal sería acabar cuanto antes y complementar mi formación con algo que realmente no implique mi integridad.

Creo que lo mejor que puedo llevarme de estos 5 últimos años son lecciones de vida, de 4 años en Valladolid con gente increíble, 3 años en una residencia de estudiantes que han sido, hasta el momento, los mejores de mi vida. Y ahora en Toledo. Es duro comenzar de nuevo y muy poco cómodo. Pero a veces toca.  Empecé con ellas en esto. Y con más o menos ganas, más años o menos, acabaremos.
Pero esto da para otra reflexión. He escrito poco, es que he pensado demasiado.

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