martes, 30 de abril de 2013

Mess around

Dejar que las cosas fluyan con el tiempo, cambien a su aire. Esa supongo que es la forma ideal de que las cosas transcurran. Ya. Pero llega un punto en que si algo empieza a ser un problema a nivel emocional, hay que tomar decisiones y desviar la trayectoria. Yo confío mucho en el poder que tiene el tiempo para poner las cosas en su sitio. Me lo creo. Pero creo que a veces toca implicarse mucho más que dejarlo todo a su libre albedrío. Y otras veces ni siquiera tenemos tanto tiempo ni paciencia para que las soluciones lleguen en unas semanas, unos meses, y mucho menos en años. Cuando sientes que has perdido tanto tiempo (por factores externos o no a ti) no puedes seguir esperando a que las cosas sucedan, a que todo se asiente, a que tu vida mejore. Las decisiones drásticas son las más dolorosas, pero son las que agilizan un proceso que tarde o temprano va a acabar llegando. Siempre tengo esas épocas (maldito abril) en las que pagaría por pasarme una temporada en una cama, sin más que una manta y mi ipod. Una temporada para pensar, para llorar, para sufrirlo todo de golpe, o para que la calma y la tranquilidad se coman todos tus problemas, hasta que no quede nada. Y si no lo hago, no es por mí. Igual ese es mi problema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario